"En el límite de la tierra de los hombres, erguido en la cumbre que embrujó sus noches, el joven alpinista yergue su cuerpo y su corazón, su alma y sus sueños.
Una región de nieve y rocas se extiende ante él hasta perderse de vista, en medio del silencio y el misterio infinito."
Gaston Rébuffat

22 de enero de 2014

DOBLETE NOCTURNO Y RESACA EN UBIÑA


De todos es sabido que, cuanto más sale uno al monte, más ganas tiene de volver. Da igual que sea a escalar, caminar o esquiar; no importa que se tenga éxito o que no, que el tiempo haya sido excelente u horrible. No importa incluso que la paliza en las piernas te convierta, al bajar dos simples peldaños, en Chiquito de La Calzada... Siempre queremos volver! 

La última visita a Peña Santa nos dejó unas ansias enormes de alpinismo, de nieve y hielo, de piolets. 
Nuestra temporada invernal es corta, demasiado corta. Las condiciones para escalar en hielo duran muy pocos días, y eso en los años buenos. De ahí esa inquietud, ese ansia de hacer y escalar todo lo posible.
Pero hay algo que está claro: las condiciones y el tiempo mandan. Una cosa es estar motivado, darse madrugones y palizas, y otra muy diferente es hacer el primo.

El ojo estaba puesto en Ubiña y la mochila iba a tener un poco de todo: cuerda, piolets, esquís... Un completo!
El parte meteorológico y el sentido común se impusieron y como uno siempre tiene que tener un plan B, C e incluso D, aparcamos esa idea y nos fuimos a La Hermida, cuyo micro clima mediterráneo quizá nos dejase hacer algo.

"Salida Nocturna" es una vía abierta por Jerónimo López, Miguel A. Adrados y Robin Walker en 1983, en el Cueto Agero. A mis oídos no habían llegado más que comentarios negativos: que no merecía la pena, que mucha vegetación, que si un plomo protegiendo un paso en el largo más difícil... 

Para creerlo hay que verlo.

Trazado de "Salida Nocturna"
Así que para allá nos fuimos Fer, Nano y un servidor, siempre dispuestos a salir de casa y hacer lo que sea!
Sin ser lo que todos conocemos como "un rutón", la vía dista mucho de ser la ponzoña de la que habíamos oído hablar.
Los dos primeros largos, en mi humilde opinión y la de mis colegas, son muy buenos, con una roca perfecta y buenas fisuras para protegerse a placer.

Diedro fisurado del L1

Placa final del L2

El tercer y cuarto largo desmerecen un poco ya que un par de árboles y unos bloques sueltos incomodan algún paso, pero la roca y el ambiente siguen siendo muy buenos. Hay que saber escalarlo todo!


Diedro/chimenea del L4
Diedro del L3





















El quinto es un trámite en travesía que nos deja bajo el sexto largo, el más difícil de la vía. 
Se trata de un pequeño muro tras el que hay que superar un techito en babaresa. Buena roca y protecciones. Un largo muy bonito que hace de guinda del pastel.


Superado el techito del L6
L6. Ambientazo





















Tras un último largo fácil salimos a la cresta cimera de este lado del Agero. Grandes encinas, paredes de roca magnífica y el frío de esta tarde de enero se mezclan para completar una jornada perfecta entre amigos. 

Como se dice popularmente, las opiniones son como los culos: todos tenemos una. La nuestra es que esta vía merece la pena, porque hemos disfrutado, aprendido y curtido, tres de las cosas más importantes que se pueden obtener de un día en la montaña.

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Al día siguiente, tras seis horas de clase con los chavales en Fuentes de Invierno, hicimos la primera Salida Nocturna de Esquí de Montaña. 
Había luna llena, pero la previsión no auguraba muchos claros para disfrutarla. Aún así, la nieve caída durante el día hizo que la estación y sus alrededores estuvieran perfectos.

Punto de encuentro. La tarde/noche nos dará un respiro

Unos cuarenta esquiadores disfrutamos de un paseo nocturno, con buena visibilidad, nieve polvo y un descenso por el bosque increíble. Cuarenta frontales correteaban por la loma bajo Peña Blanca y los cristales de nieve que levantaba cada esquiador brillaban bajo la luz de las linternas. Sencillamente mágico. 

Las luces de los frontales, La Raya y Salencias

Un pinchoteo en la cafetería puso el broche final a esta nueva Salida Nocturna, algo que sin duda repetiremos. 
Me estoy haciendo adicto a la noche. Antes de volver a casa, seguro que tomaré la penúltima!

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Después de un buen doblete, el cuerpo nos pide beber mucho y vegetar todo lo posible. La noche nos deja la boca estropajosa y el cuerpo con la energía justa para hacer cortos viajes desde el sofa a la nevera, y vuelta.

Pero estos últimos trasnoches, sin bares, sin cervezas ni decibelios, son de otro tipo: siempre dejan ganas de más. Y quien soy yo para negármelo!
Ya que estaba pendiente y aunque el tiempo era bastante malo, el pasado martes nos la jugamos y nos fuimos a Ubiña. 
Hace unos días que Gelo, Mon y Andoni habían estado por allí, escalando el Corredor del Espolón. Gelo, Mon, Villa y cía forman un grupo de Alpinistas (con mayúsculas sí) que son, sin duda, lo mejor de su generación. Siguen al pie del cañón, escalando a un nivel envidiable y con una motivación y un amor por la montaña difícil de igualar. Un referente del alpinismo cantábrico y, lo más importante, como decimos aquí, muy buenos paisanos!

Ha nevado mucho desde que ellos escalaron la vía. Unos días atrás encontraron la aproximación limpia, la nieve dura y los resaltes con hielo. La cosa pintaba bastante diferente para nosotros...

Siguiendo la pista que conduce a la cara Noroeste de Ubiña

Salimos de Torrebarrio sobre las 08:30 de la mañana. Nieva y no se ve ni para cantar. Alentador.
Subimos foqueando, comentando lo bonito que está el monte, incluso en estas condiciones. Tenemos dudas de que haya sido buena idea traer los esquís, ya que nuestra intención es bajar por la Canal Sur y parece que hay muy poca nieve. Eso sí, la poca que hay es de una calidad brutal. Cae seca, en grandes copos. Únicamente unos giros en la pala de acceso a la la vía ya merecerían una visita.

Abriendo huella durante la aproximación.

Al pie del primer resalte nos quitamos los esquís. Ponemos arnés y pinchos nos colgamos los pocos cacharros que traemos. No hace mucho frío pero aún así unos sorbos de té caliente nos saben a gloria. 
Comienzo a abrir huella y nos hundimos hasta la cintura. La cosa promete.
Me cuesta un triunfo llegar hasta donde empieza la roca y el hielo y así pinchar o ganchear en algo que me sujete.


Trinchera hacia el primer resalte
Busca, busca..!!





















Tras este primer resalte sigue una campa de nieve que va tumbando poco a poco. Nos anima ver que cada vez la huella es menos profunda. Paro a colocarme los esquís de forma que no me molesten cada vez que alzo la vista. Fer continua abriendo huella... No se yo nada!


Ambientazo escocés.

Rodeamos una pequeña aguja que forma una estética arista de nieve. Fer se para a sacarme unas fotos y a cederme el siguiente resalte, en el que se ve hielo. Dos metros de hielo y cien de abrir huella... Sin comentarios.


Arista de nieve 
Segundo resalte. Apenas existe 




















A pocos metros se ve otro murito de hielo un poco más vertical y largo. Con bien poco nos conformamos!



Qué bien lo pasamos!
Tercer resalte






















A ratos para de nevar, después llueve y de repente parece que quiere abrir el día. El tiempo esta loco, pero nosotros seguimos a lo nuestro, siempre hacia arriba. Una nueva campa con otro resalte de hielo a lo lejos. 
Las paredes que nos rodean están encostradas por una capa de nieve cencellada  por el viento. Esto le da a la montaña un ambiente especial, muy alpino.


Hielo, nieve y tapín: Alpinismo Cantábrico
Pasos finos en el cuarto resalte

  


















Llegamos al punto clave de la vía. El corredor muere contra unos muros en los que no hay hielo, únicamente nieve pegada a unas paredes bastante verticales.
Estos muros están cortados por una chimenea muy vertical y estrecha. No se en que momento se nos ocurrió que podía ser por allí, pero tras mucho batallar, subir y bajar, quitarme la mochila y comprobar que ni así entraba, e intentar otras posibilidades, me bajé, no sin cierta rabia y desesperación. La cosa olía a retirada.
Pero Fer lo quiso intentar y le cedí el cabo con gusto. Miró la chimenea con cara de asco y... para adentro. Somos muy necios! A los pocos minutos, sensatamente, se bajó.


Helado de off-width
Fer en el camino correcto. Gran largo





















Echó un vistazo hacia la izquierda de los muros, donde yo había mirado antes también, y para allá que se fue. Tras unos pocos metros bastante precarios, gritó como si de un anuncio de televisión se tratara... ¡Un clavo, es un clavo!
Parecía que por fin estábamos en el camino correcto. 
Un largo de mixto precario, donde los esquís a la espalda hacen de todo menos ayudar, protegido por tres pitones y con una salida por nieve vertical, digna de las mejores flautas andinas, nos dejó en lo que parecía el final de las dificultades.


Salida andina
Pasos de mixto peleón






  














Tras un corto rápel accedimos a unas campas por la que alcanzamos la arista sin dificultad. Una vez en ella, aún nos quedaba bastante cresta para alcanzar el inicio de la Canal Sur, por la que pretendíamos descender. Nos atamos de nuevo para recorrer en ensamble este caos de bloques, hongos de nieve y pequeñas agujas. La niebla no dejaba ver más allá de quince o veinte metros, pero el ambiente era inmejorable. Volvía a nevar. 


Recorriendo la Arista Oeste. 
Campas hacia la Arista Oeste



No es un terreno fácil. Hay que andar con mil ojos, tantear bien la nieve, limpiar bloques y andar fino con la cuerda para protegernos el uno con el otro.
Tras un rato de culebrear llegamos al inicio de lo que parece una canal amplia y sin mucha pendiente. Será la Canal Sur? 
Nieva mucho y las palas están ya bastante cargadas de nieve. No se hable más... Esquís y para abajo. Nos dejamos el arnés, los rapeladores y un par de cordinos por si acaso. 
Mientras nos preparamos, bebemos el té que llevo en el termo. No hemos comido y casi no hemos bebido. Echamos unos tragos que nos calientan hasta los pies y comenzamos a descender.


Primera sección del descenso
La nieve no nos inspira mucha confianza y bajamos de uno en uno, esperándonos en lugares protegidos y con los cinco sentidos siempre el uno en el otro. 
Tras unos cuantos cientos de metros llegamos a una zona con rocas y poca nieve. Destrepamos unos treinta metros y seguimos esquiando por palas cada vez menos expuestas.


Corredor intermedio, previo al destrepe


Cuanto más bajamos, peor es la nieve, debido a la lluvia que cae. En poco tiempo, aprovechando estrechos pasillos, enlazamos con el camino que viene del Collado del Ronzón. Aquí se acaba lo bueno; un trago, esquís a la mochila y bajamos caminando. Una cortina de agua mezclada con la niebla hace que Torrebarrio ni se intuya.

Tras nuestros caretos, se intuye la canal de descenso
Llegamos al coche calados hasta los huesos, con todo mojado, hambrientos, pero felices y muy satisfechos del día.
Lo tiramos todo en el maletero y nos vamos con la calefacción a tope, a ver si templamos un poco. Podríamos comernos hasta el papel de los bocadillos.

Pese a todo; al mal tiempo, a la humedad infinita, a las malas condiciones, hemos encontrado de nuevo lo que siempre venimos a buscar, lo que hace que volvamos una y otra vez... Disfrutar, aprender y curtirnos un poco más, en este medio en el que tan a gusto nos sentimos.

13 de enero de 2014

POR EL CORNIÓN: Visita a La Reina.

Han pasado las Navidades y tras días de gastar, comer y beber más de lo que nos hubiera gustado y seguro que más de lo necesario, todo vuelve a la normalidad. Como otros años, he echado una mano a Jame en Cavana, lo que significa un pequeño parón en lo que a salidas al monte se refiere, a excepción de ir a trabajar los fines de semana a Fuentes de Invierno e impartir algún curso de alpinismo de la federación.

El inverno comenzó prometedor, nevando allá por noviembre y permitiéndonos esquiar buena nieve polvo a finales de ese mismo mes. Y como es un clásico, apenas nevó más y al viento sur le dio por hacernos una visita... Con lo bien que estaba él por Tarifa!
Las altas temperaturas de los último días y el ir en camiseta por la calle como si de septiembre se tratase, no nos desanimó; teníamos claro que había que hacer una visita a Los Picos y ver en que condiciones estaban, tanto para escalar como para trabajar. 
Hablo con Fer y quedamos a la hora habitual para estas incursiones relámpago al Jou Santu: a las 05:00 nos encontramos en Llovio y seguimos juntos hacia Los Lagos. Los alrededores de Ribadesella y Cangas arden en la noche. Varios incendios iluminan los concejos... Es lamentable!
Sobre las 06:15 salimos de Pandecarmen, a una velocidad que cualquiera diría que íbamos únicamente a Vega La Piedra. El ansia de monte nos hacen ir a buen ritmo, algo que la Llampa Cimera se encargará de estropear. La nieve aquí esta medio blanda, aunque antes de llegar a La Fragua la cosa cambia y empezamos a atisbar cual va a ser la tónica del día: una nieve como el cristal que nos obligará a emplearnos con los pinchos.


Amanece en La Fragua. Los Traviesos y La Canal Parda
Un trago, unos orejones y cruzamos Las Barrastrosas bajo unas luces increíbles. Amanece y se empieza a ver con claridad como están las condiciones. Peña Santa de Enol seca como una mojama. Únicamente El Marqués y quizá la Noreste se puedan hacer. Lo demás es todo roca. 


Cruzando las Barrastrosas. Peña Santa de Enol nos da los buenos días

Las nubes, teñidas con los colores del amanecer, nos indican que el viento va a ser más fuerte de lo que pronosticaban. Tanto en el Jou de Los Asturianos como en el Jou Santu, varias ráfagas nos obligan a echar una rodilla al suelo.
Esto, unido a que no hay hielo ni para tomar unos Gin Tonics, limitan mucho nuestras opciones. Ni Ojal, ni la Directa, ni Tiritonitis... Nada.
Está claro que de hacer algo, cosa que queda en manos de Eolo, será una clásica de nieve tipo Marqués, Torco o La Estrecha en Peña Santa.


Su Majestad 

Como no podía ser de otra manera, ganó La Reina, la Peña Santa.
Algo tiene esta montaña que a Fer y a mi nos atrae especialmente. Aislada, poderosa. Por poco que hagas, nunca regala nada. Es una escuela de alpinismo inmejorable. En ella me encuentro realmente cómodo, a gusto. 
Algo tiene que, cuando subo a ella, nunca quiero bajarme.

Al pie de la Canal Estrecha comemos algo y meditamos sobre qué hacer. Durante más de cuarenta minutos es el viento el que toma las decisiones. Pero cuando parecía que la suerte estaba echada y el día se iba a quedar en un paseo, el viento hizo un amago de amainar. Una mirada bastó para liar la cosa y hacerle un jaque.


Reunión bajo el primer resalte
Hacia el nicho del primer largo



  


















La cascada del primer resalte no estaba formada, así que escalo por la línea de verano. El viento sigue a lo suyo e invita a no continuar. Mira que somos cabezones!
Tras la travesía algo delicada, pico un poco de hielo y aparecen las anillas de la reunión.


Al lio!
Llegando a la  primera reunión




















Fer llega y el viento afloja al estar más protegidos por la canal. Hasta la Brecha Norte hay que ir, eso está claro. Ahora se trata de una canal de nieve sin complicaciones, a no ser que te las busques claro...

Continua Fer y nos sorprende lo durísima que está la nieve. Es una costra imposible de romper, como si del cristal de seguridad de un banco se tratase.


Fer ya en plena canal

En estas condiciones apenas se puede proteger. La roca se encuentra tapizada por una costra de hielo y nieve que apenas permite colocar seguros. En condiciones normales iríamos desatados, pero las ráfagas de viento mandan y la cuerda se hace imprescindible. 


El camino a seguir está claro
Ambientazo























Tiro un largo más a través de un pequeño muro de hielo en el flanco izquierdo de la canal. Será de lo poco que pinchemos hoy y no lo podemos desaprovechar.


Fer saliendo del largo
Inicio del muro de hielo

























De vez en cuando se oye algún grito de disfrute total. 
El cielo azul comienza a aparecer, la roca cencellada por la nieve tiene formas espectaculares, en La Brecha Norte ruge el viento... Peña Santa en estado puro.

Las vistas desde aquí son increíbles: El Torco, Las Tres Marías, Las Torres de En Medio y La Horcada, Peña Santa de Enol, Las Cebolledas... Todas ellas forman un gran espinazo que cierra Los Picos por el Occidente. A través de La Forcadona se ve la Cordillera hasta Ubiña, todo enmarcado por un mar de nubes espectacular. En la costa llueve. Estamos en otro mundo.




Fer ni se para en la reunión y continua por la última pala que nos dejará en La Brecha Norte. Tiene poca inclinación, pero está como una piedra.


Master en cramponaje

Nos juntamos y observamos fascinados como está todo encostrado. 
Peña Santa es una montaña en la que entre subir a la cumbre o no, hay una diferencia enorme. Aún quedan diedros helados, alguna travesía expuesta y la arista cimera. Lo conocemos muy bien, como el pasillo de casa, por lo que sabemos que en estas condiciones, con fuertes ráfagas de viento, no es la opción más sensata. Un trago y unas fotos.


Las nubes juegan con El Carria y El Pierzu


Siento cierta pena ya que se trata de una cumbre en la que me encanta permanecer un rato, observar, ensimismarme; simplemente estar. Habrá más ocasiones, seguro.
Cruzamos hasta la pequeña brecha que da acceso a La Canal Ancha, sin lugar a dudad, la mejor opción para bajar.


Travesía hacia la Ancha. La Bermeja y El Espigüete de fondo

Pese a encontrarse en la vertiente sur, Vega Huerta tiene bastante nieve. Los Picos son otro mundo.
Con cuidado destrepamos hasta la instalación de rápel. La canal está como una piedra lo que nos obliga a poner los cinco sentido y alguno más de repuesto. Parece una gran pista de bobsleigh.

Reforzamos el rápel con algún clavo más y un cordino, para que todo trabaje lo mejor posible. Esperemos que dure.


Instalación de rápel
Destrepando hacia el Jou Santu




















A tope de cuerda llegamos a las palas que rodean la cara norte de Peña Santa. Son hielo puro. Esto nos recuerda que no podemos bajar la guardia y hasta que no llegamos bajo El Ojal, no podemos bajar caminando. Desde aquí, seguimos hacia el Jou Santu en busca de un lugar al sol donde quitarnos los trastos y comer algo. Será poca cosa, ya que una ráfaga de viento se encargo de dejarme sin el bocadillo y sin el chocolate que me quedaba. "Operación bikini de Polartec". 


Fer observando el Macizo Central

Tras descansar un poco, salimos hacia abajo. Este lugar está entre lejos y lejísimos del coche. Todavía nos queda un buen rato de trabajar los tobillos a base de técnica de diez puntas.

Cuando llegamos al Jou de Los Asturianos me giro para hacerle la última foto a la Peña Santa. Enfoco, disparo y ella me guiña un ojo. Sabe que volveremos y sin tardar mucho.




Ha sido un buen día de reconocimiento para saber como están las cosas aquí, en la oficina. Los Picos están engañosos; hay poca nieve, hace calor y sin embargo está todo como el cristal. Muy peligroso.
Las vías clásicas como El Marqués, El Torco y La Estrecha están en buenas condiciones, así como ascensiones más asequibles como La Canal Parda y Los Traviesos. Volveremos en breve para disfrutar con amigos, trabajando o las dos cosas a la vez.


Ese mismo día, sin saberlo, Los Picos se tiñeron de negro. Fallecía un montañero en La Torre del Pomelo o Torre Sin Nombre, en Urriello. Desgraciadamente, lo que no debería de suceder, ocurre. Descansa en paz Jose.

Tengamos mucho cuidado allí arriba. Si dudamos, démonos la vuelta. Tan seguro es que las montañas va a seguir ahí como que nosotros vamos a volver para disfrutar de ellas. Cómo no, siempre que nos lo permitan.