"En el límite de la tierra de los hombres, erguido en la cumbre que embrujó sus noches, el joven alpinista yergue su cuerpo y su corazón, su alma y sus sueños.
Una región de nieve y rocas se extiende ante él hasta perderse de vista, en medio del silencio y el misterio infinito."
Gaston Rébuffat

1 de febrero de 2013

Entrenando en la Arrieta.

Para no romper con las tradiciones, el pasado martes 30, Fer y yo nos dispusimos a hacer nuestra peregrinación anual a Peña Santa, eso sí, en el día desde casa, para que las buenas costumbres no se pierdan. Son de esos días que, cuando estás saliendo del coche, sabes que llegarás a él de vuelta con el cuerpo "muy trabajao", como dice Fer. 
El día antes, Johnny me mando una foto de las Peña Santas desde El Mofrecho,   desde donde se veía todo el Macizo Occidental blanco, sin que se adivinara ningún rastro de roca. Mal asunto pensé yo... aunque la idea estaba tomada. Al menos nos pegaríamos una buena foqueada, veríamos las condiciones y disfrutaríamos del monte y de Los Picos, que es de lo que se trata.

A las 04:30, hora zulú, quedamos en Llovio. Vamos en el Niva de Fer ya que es posible que la pista de la Vega de Enol tenga nieve, y con la "reliquia rusa" tendremos alguna oportunidad. Dicho y hecho, tras superar varias cembas y abrir rodada nueva desde Vega La Cueva, llegamos a Pandecarmen.


Oscuridad y dureza rusa en Pandecarmen.



















Piano a la espalda, nos calzamos los esquís y a las 06:00 arrancamos. Ya en Vega La Piedra aparece una fina capa de nieve fresca, caída el domingo por la tarde/noche. Como hace calor, está algo húmeda y se forma zueco en las pieles si te paras mucho rato. Avanzamos a buen ritmo y pasamos Vegarredonda. Ni un alma. A mitad de la Llampa Cimera comienza a amanecer y apagamos las frontales. No sabemos si escalaremos algo hoy, pero el descenso con los esquís va a merecer la pena por si solo.
A ratos vamos sobre grandes acúmulos de nieve fresca y otros sobre nieve vieja, a la que hay que prestar atención en las medias laderas debido a su dureza. Pese a esta última nevada no parece que haya un riesgo de aludes alto, aunque habrá que ver más arriba...


Llegando al collado de La Fragua





















Parada obligada en La Fragua, un poco de té, chocolate y seguimos hacia Las Barrastrosas.
Por muchas veces que hayamos recorrido este camino, nunca está igual, nunca nos cansa, siempre hay algo distinto que nos llama la atención.


Las Barrastrosas. 














Visto que el día no promete mucho, ya hace rato que nos lo tomamos con más calma, vamos parando cada poco, miramos y comentamos las paredes y las  líneas que nos quedan por escalar.

La Norte Directa esta a punto y la Pili-Cristina ya se puede escalar o eso parece. 
Rodeamos la Aguja de Enol con la idea de ver cómo está Peña Santa y así estar más cerca de la Arrieta, ya que es probable que sea la que en mejores condiciones se encuentre.
La Reina está tapizada de blanco y muy lejos, como siempre, así que La Arrieta y compañía son las elegidas. El día va abriendo poco a poco y eso nos anima. Eso sí, el viento tira totalmente de sur y las temperaturas no invitan a colgarse de ningún sitio... Veremos!

Llegamos al rellano bajo la Noreste, donde hace pocos días tuve una de las mejores jornadas de trabajo que recuerdo, y empezamos a prepararnos.
Aquí dejaremos los esquís y una mochila. No hace frío, pero el termo, el bocata y algo de abrigo hay que llevar.


Preparativos. Quitarse la mochila siempre se agradece.





  








Ya con todo colgando, echamos caminar por las palas que nos llevan a pie de vía. En este punto hay bastante nieve acumulada que no inspira mucha confianza. En las zonas convexas de esta enorme pala se han abierto dos o tres grietas paralelas que dejan bien claro que esto se puede caer en cualquier momento. Dejamos distancia entre ambos para cruzarla y nos vigilamos mutuamente. 


Palas de camino a vía.























La pala de entrada a la Arrieta y a la vía de su derecha también está de cuidado. Abrimos huella por la rodilla.


Entrada a La Arrieta y a la vía de la derecha.


















La de la derecha nos llama a gritos, pero hay que ser realistas; hace calor, le da el sol desde hace un buen rato y no hay que tentar mucho a la suerte.
Ninguno hemos hecho La Arrieta, y al estar a la sombra nos da más seguridad.

Con la decisión tomada, vamos hasta el fondo de la canal de entrada donde, tras excavar un buen rato, encontramos la primera reunión y nos atamos.


Canal de entrada. 
























Nos damos cuenta que las purgas de nieve azúcar son constantes y que debido a las altas temperaturas nos vamos a duchar antes de tiempo. 
Me pido primero como si se fuera a acabar el agua caliente.
El hielo está algo aguado pero fiable, por lo que la progresión es fácil.


Primer largo.
























Este primer largo es muy bueno, una pequeña cascada seguida de una estrecha goulotte que, debido a lo helado de toda la pared, tiene un ambiente espectacular. No se puede disfrutar del todo ya que mirar hacia arriba es imposible. Coladas continuas nos barren sin darnos respiro. 


Primer largo.
A los 30 metros encuentro una reunión y me paro en ella. Tengo cuerda para salir al corredor superior pero viendo como está todo, no veo claro que encuentre donde montar otra fiable más arriba.
Recupero la cuerda sobrante y Fer sube a toda velocidad. Solo se para a quitar los tornillos o cuando las coladas de nieve caen sin compasión.

Goulotte del primer largo.
Coladas.
Disfrutando al máximo.
Cambiamos mochila por material y Fer sale a por el segundo largo. Quedan unos 10 metros de diedro/goulotte con un ambiente difícil de mejorar. El hielo esta algo podre en este tramo, por lo que hay que limpiar una primera capa de  unos 4 dedos para encontrar buen hielo para los tornillos.



Comienzo del segundo largo.
Ambiente excepcional.
Saco fotos a discreción pero sin ver mucho ya que no para de caer purgas. El objetivo y mi espalda están llenos de nieve.
Tras este tramo, Fer sale al corredor superior y 30 metros más arriba monta reunión en un afloramiento de hielo. 
Salgo rápido ya que estoy helado, más bien empapado y necesito entrar en calor. 
Llego a su altura y sin más continuo con la idea de salir en ensamble hasta unirnos con la Noreste. 
Este tramo de corredor es más fácil y aunque la nieve sigue cayendo, solo nos alcanza de rodillas para abajo. Da gusto poder mirar hacia arriba!

Corredor superior. 
Macizo Central al fondo.
Canal de salida.
Tras unos 100 metros de ensamble, salgo a las campas de nieve de la Noreste y monto reunión en el hielo, bajo el hombro de La Grieta Rubia. Toda la roca está cubierta por una gruesa costra de nieve venteada y hielo azul. La imagen es increíble.

Cornisa con vistas difíciles de mejorar.
En este punto nos desatamos y tras un último resalte salimos al Marqués. 
Se ve perfectamente el dique de El Musel, en Gijón. La atmósfera no puede estar más limpia. 

Fer, Tercera Cebolleda, Cordillera y Mar Cantábrico.
Nos subimos al hombro donde comemos y bebemos todo lo que llevamos en la mochila, que no es mucho.
Las vistas desde aquí no invitan a bajar, todo lo contrario, nos quedamos embobados durante un rato.

La Reina con traje de gala.
El Torco y Peña Santa están redondos aunque con menos hielo del que hay aquí o eso parece.

Debido a la espesa costra que lo cubre todo, parece que va a tocar destrepar el Marqués. No es la primera vez ni será la última, así que nos ponemos a ello. Las reuniones están todas tapadas y picar nos hubiera llevado un buen rato aún sabiendo donde están.
Con dos pioletazos encontramos el maillon del último rápel, así que aprovechamos y sacamos de nuevo la cuerda. El muro final esta de hielo hasta los topes. 

Último rápel. Impresionante.
Apetece ponerse a escalar de nuevo.

Recogemos la cuerda y el cordino que usamos para recuperarla y bajamos hasta el pie de La Aguja de Enol. 
Tras recogerlo todo, volvemos a calzarnos los esquís y remontamos de nuevo hasta el pie de Cemba Vieya. Foquear de nuevo, aunque sean solo diez minutos, se hace duro y las piernas parecen de hormigón, pero merece a pena. La esquiada desde aquí es mucho mejor y no se rema nada hasta Vegarredonda.

Vistas hacia el mar durante el descenso.
Amplios giros en La Llampa Cimera.




















Mientras descendemos, nos reiteramos en nuestro pensamiento de que, sin esquís, esto es una verdadera paliza y que sin ellos, con tanta nieve, es muy difícil hacerlo en el día. Además, ni que decir tiene que es un placer absoluto para los que nos apasiona esquiar, enlazar tantos giros hasta el Pozo del Alemán.

Atardecer llegando a la vega de Canrraso.




















Con las últimas luces llegamos al coche, cansados pero muy satisfechos y con una más tachada de la libreta.
En una semana nos vamos a Benasque a hacer el tercer nivel de Alta Montaña. Es la última etapa de esta formación que llevamos realizando desde hace años y que significa tanto para nosotros. Necesaria para regular esta profesión que muchos llevamos muy dentro, con verdadera pasión.
El día de hoy ha sido un buen entrenamiento para lo que se nos avecina, muchos días de montaña, mochilas, cuerda y esquís.

Será verdad, o simplemente buenas disculpas para volver al monte... Yo creo que un poco de todo.